Si bien en el post anterior de esta serie planteo una posible solución muy básica y poco pulida a la situación de la discapacidad y los videojuegos, como lo comenté en un tema pasado, en realidad sueño con algo mucho más grande, algo mucho más ambicioso, algo que, de concretarse, podría cambiar radicalmente la vida de las personas con alguna discapacidad. Siendo este es el año en el que iniciarán las pruebas a gran escala de la realidad virtual, no puedo evitar pensar (y desear) que dentro de algunas décadas se pueda llegar a algo como SAO.

Si no estás familiarizado con Sword Art Online, te platico que se trata de un anime donde, por medio de un casco de realidad virtual, tu consciencia es llevada a un videojuego totalmente inmersivo. Aunque hoy por hoy esta idea puede parecer algo loca e inalcanzable, no puedo evitar pecar de positivo y sucumbir ante la sola idea de poder separarme de un cuerpo dañado y limitado.

Y es que, mientras la mayoría ve la realidad virtual como un agregado que le podría venir bien a la industria del videojuego, pocos se detienen a pensar en el impacto que tendría en el mundo de la discapacidad. El simple hecho de correr sería comparable a que de repente se descubriera cómo volar. Que tu capacidad sólo la determine tus habilidades. Que los obstáculos representen un reto por cumplir y la aventura sea una opción.

Pero la realidad virtual no es la única que se asoma en la esquina, ya que Microsoft apuesta por la realidad aumentada, tecnología que resulta igual de prometedora frente a la discapacidad. Y es que, en general, cualquier dispositivo que no dependa de una parte del cuerpo con motricidad fina (como lo son las manos) puede significar un salto en la calidad de vida de este sector.

Sin desear escapar de mi vida, esperar vivirlo ni dejar de verlo como lo que es, una posibilidad aún muy lejana, me gusta pensar en estas dos tecnologías como el futuro, muy prometedor, de la discapacidad. Dudo que se encuentre en las formas que conocemos actualmente, dudo que me toque disfrutarlo en plenitud, pero sólo espero poder aportar algo para hacer de estas realidades una mejor realidad para las personas con discapacidad.