Si has seguido las dos caras anteriores sabrás que, por decirlo de alguna manera, vamos empatados, con una cara “buena” y otra cara “mala”. Se podría esperar que en esta ocasión toque romper el empate, pero me temo que esto no será posible ya que la tercera cara es un “quizá”; esperanzador, sí, pero al fin y a cabo un quizá.

No lo mencioné al final de la cara anterior, pero no espero que la tecnología deje de avanzar o que las personas dejen de usar todo lo que yo no pueda. ¡Para nada! Lo que espero es mucho más ambicioso, que se den cuenta que con algunos cambios pueden cambiar la vida de muchas personas… ¡de nuevo!

Creo que el ejemplo más grande y claro de esto es la tecnología emergente de gafas de realidad virtual y realidad aumentada, siendo el Oculus Rift, de Oculus VR/Facebook, y las HoloLens, de Microsoft, respectivamente las principales exponentes. Al ser dispositivos que se controlan principalmente con movimientos del cuello y de la cabeza pueden ser compatibles con muchas discapacidades, ya que, en estas partes, en la mayoría de casos, no se pierde mucho control.

Me gusta ver el futuro con ojos optimistas y esperar que dentro de algunos años la tecnología nuevamente nos ayude a derribar los límites que quedaron de la vez pasada. Esperar que otra vez me lleve a su lado.