Hace tiempo le dije esta frase a uno de mis hermanos y, a pesar de lo polémica que pueda sonar, me era imposible el no inmortalizarla como título de este post. La prostitución es un tema profundo y controversial del cual no pretendo expresarme a favor o en contra, sino hablar de una de las necesidades más ignoradas de las personas con discapacidad: La atención a su sexualidad. Sé que con la situación actual del país, y del mundo en general, puede parecer incluso tonto hablar de estos temas, pero, si cada semana millones de personas se siguen preocupando por el fútbol, ¿por qué no habría de alzar la voz por mis orgasmos?
Como cualquier adulto sexualmente sano, constantemente mi cuerpo demanda el poder satisfacer sus necesidades sexuales. No es ningún secreto que los hombres continuamente producimos esperma y eventualmente debe ser liberado, causando molestia si esto no sucede después de un tiempo. Aunque el cuerpo también lo puede liberar entre sueños o reabsorberlo, con esto no se evitan las molestias e incomodidades. Y si bien no puedo hablar de las necesidades físicas de una mujer, estoy seguro de que, igual que un hombre, también necesita de los beneficios emocionales que el buen sexo trae consigo.
Cariño, autoestima y seguridad, por mencionar algunos, son ejemplos de lo que se recibe y gana emocionalmente al llevar a cabo una práctica sexual buena, saludable y segura. Y justo aquí está el gran punto de la cuestión, ya que si bien actualmente hay maneras “no oficiales” de cubrir estas necesidades, siempre, de cierta forma, se pone en riesgo la salud física y emocional. Si se quiere minimizar estos riesgos y acudir a alguna “agencia” medianamente seria, sólo por tener una discapacidad te van a aumentar los costos, pudiendo llegar hasta a triplicarse sin siquiera justificarlo con servicios extras como más tiempo para, por lo menos, que te conozca y poder darte un trato a tu medida.
En algunos países europeos donde la prostitución es legal, como en Alemania y Suiza, el gobierno provee una pensión a las personas con alguna discapacidad exclusiva para estos gastos, independientemente de sus otras necesidades. Un escalón más abajo también está Japón, donde los mismos ciudadanos han creado una organización sin fines de lucro llamada “White Hands” dedicada a masturbar a hombres que por alguna discapacidad no puedan hacerlo por ellos mismos, y estando abiertos a formar una división para mujeres si estas solicitan sus servicios.
Si estos países llamados “primer mundistas”, que se mantienen en la vanguardia en tantos aspectos, ven la necesidad sexual de las personas que tienen una discapacidad, ¿no habrá algo de razón en este tema? Sinceramente sería incapaz de sumarle a mi familia constantemente esta carga económica y emocional a las muchas que ya tienen, pero, ¿entonces debo soportar esta necesidad hasta que, de vez en cuando, yo mismo tenga los recursos “de sobra” para cubrirla?
Sí, el país tiene problemas que pueden ser más graves y urgentes, pero creo que, con la asesoría adecuada, este es uno de los fáciles de resolver. Así que probemos algo, si estás de acuerdo con el tema hazle llegar este post al político de tu preferencia, ya sea diputado, alcalde, gobernador o presidente, y ayúdanos a poder tener acceso a una sexualidad digna y segura.