Cualquier persona disfruta de tener amigos y pasar tiempo con ellos, pero, cuando se tiene una discapacidad, hasta lo más simple y común se puede volver en algo muy especial. Aunque a lo largo de los años por una u otra razón he conocido a muchas personas, muy pocas son las que se dan a la tarea de conocerme, y es que, cuando se tiene cierta limitación verbal, el hacerlo (y, sobre todo, dar el primer paso) requiere algo más de esfuerzo de lo normal.

Puede llevar algunos minutos, algunas horas o algunos días el poder sostener una plática lo suficientemente fluida como para ser considerada una plática, depende de la persona (tema que ampliaré próximamente), pero la mayoría de quienes se han tomado el trabajo de llegar hasta este punto se han convertido en grandes amigos.

Nunca será lo mismo platicar por texto que hacerlo en persona, y si bien aprecio mucho a quienes he conocido y platico a través de Internet, los momentos que paso conviviendo con algún amigo, ya sea en el cine, viendo películas en casa o simplemente platicando en algún lugar, siempre resultan en grandes recuerdos.

Aunque hay muchas cosas que tengo que decir de los amigos, lo cual iré haciendo poco a poco, en esta ocasión, a modo general, sólo diré que sin importar que a veces no lo parezca o que piensen que no hacen gran cosa por mí, cada amigo es muy importante y ha marcado mi vida.

Para alguien con alguna discapacidad, tu amistad puede significar mucho.