A lo largo de los años me he dado cuenta de que se utilizan varios “términos” para llamar a una persona con alguna discapacidad, algunos ofensivos, algunos graciosos, pero la mayoría incorrectos. Y es que he escuchado de todo: Discapacitados, inválidos, enfermitos, personas con capacidades diferentes, personas con capacidades especiales, por mencionar los más comunes. Este último, sin duda, es el que me causa más risa, ¿acaso podemos volar o respirar bajo el agua?
Si bien no soy de los que se molestan u ofenden por cualquier cosa y quieren desatar una tormenta en un vaso de agua, palabras como “discapacitados” o “inválidos” me parecen por de más… simples. Me parece que clasificar a alguien así, sea cual sea su situación, es restarle todo valor al concepto de persona; soy más que una silla de ruedas, soy más que un diagnóstico médico. Y aunque no estoy de acuerdo en reducir a una persona a una etiqueta determinada por un gusto, pasatiempo o condición, creo que al menos hay que hacerlo bien.
De tener que decir uno, me quedo con “personas con discapacidad”. Y es que eso somos, personas. Basta de fomentar la segmentación, la separación entre quienes tenemos alguna discapacidad y quienes no, ya que este tipo de detalles son los que nos llevan a olvidar que una discapacidad no es un individuo, que detrás de ella hay una persona que, como a cualquiera, se le puede aprender a conocer.
Vi tu historia por televisión y te admiro mucho, sin duda alguna seguiré leyendo tus artículos. Tienes razón, tenemos una manera incorrecta de llamar a las personas con discapacidad y tal vez sea por falta de conocimiento, al final creo que somos iguales, somos personas con un corazón y que Dios ama por igual a todos. Qué gusto que tengas esas ganas de salir adelante. Dios te bendiga siempre.
Así es, Magnolia! Todos somos iguales y es cuestión de que nos veamos así 🙂
Acabo de ver el reportaje en el noticiero y te visito porque me gusta leer textos serios e interesantes, por lo que debo decirte q seguiré tu blog, porque tus palabras fluyen muy bien y creo q eres una persona admirable, que tu juventud te siga impulsando hacia tus metas y si entre otras cosas, escribir te hace feliz, acá te visitaré para armar la discusión u opinar sobre tus temas. Buena noche!!!
Muchas gracias, Raúl! En verdad me alegra mucho lo que me comentas, ya que me esfuerzo mucho en cada post para lograr que el texto sea interesante, fácil de leer y divertido. Estaré esperando con gusto tus opiniones, ya sea en esta web o en las redes sociales, para crear debates interesantes 🙂
Eres un chavo admirable, creo que poco a poco la sociedad a ido combatiendo ese tipo de etiquetas, que más quisiera que todos fueran incluyentes y que esa minoría que queda dejará de ser tan despectiva, no saben de lo que se pierden
Estoy totalmente de acuerdo con lo que dices en el artículo. Por desgracia nuestra mente necesita “clasificar” en cajitas todo para entenderlo. Y con los objetos nos ayuda mucho, pero con las personas es imposible, y todos los intentos que hagamos serán fallidos. Porque somos únicos, y somos tantos millones, que hacer millones de cajitas para meter en cada una a una persona no tiene mucho sentido.
¿Quién es discapacitado? ¿El que necesita ayuda? Yo no conozco a nadie que no necesite ayuda (el que crea que no necesita ayuda para nada debería hacérselo mirar…)
¿Es discapacitado el que no puede hacer algo que los demás sí? Nadie puede hacerlo todo, así que todos seríamos discapacitados en algún aspecto de nuestra vida.
Todos tenemos nuestras pequeñas, medianas o grandes dificultades, hay cosas que no podemos hacer en absoluto, otras que podemos hacerlas con ayuda…
En mi experiencia laboral con personas con discapacidad física y psíquica he aprendido lo grandes que son sus capacidades en muchos campos, solo que nuestra propia discapacidad humana, causada por nuestros prejuicios, nos impide verlo.
Una opción sería aumentar el número de tipos de discapacidad, y no solo la física o psíquica, sino también diagnosticar la discapacidad ética, emocional, humanitaria…
Pero mi propuesta es otra: abandonar la clasificación según lo que no podemos hacer y clasificarnos según lo que sí podemos hacer. Creo que sería más justo, más humano, y sobre todo, mucho más útil.
A mi en particular no me gusta tampoco ese termino. No creo que seais personas con discapacidad porq dicapacidades tenemos todos. Alomejor yo tengo menos capacidad que tu en algo concreto y viceversa.
A mi me gusta usar el termino de diversidad funcional. Lo descubrí gracias a una persona que se definia a si mismo: ” Yo no soy menos capaz que tu sino que funciono de manera diferente. Tus piernas son mis ruedas. Simplemente eso. Y asi con todo. Todos somos diferentes y ami me gusta mas usar esa forma de hablar.
Aunque estoy de acuerdo que la realidad es que son personas, hay ciertas diversidades funcionales que tienen que ser identificadas para que haya la equidad que la solidaridad requiere. Gracias por tu escrito