Hoy en día, en una sociedad que se jacta de moderna y progresista, es muy difícil que haya algún tipo de rechazo hacia alguien, al menos abiertamente. La discriminación está muy mal vista y por ello se evita ser partícipe de ella. Pocas cosas resaltan más la imagen de un negocio que incluir la palabra “gay” o un letrero azul con el dibujo de una silla de ruedas. Pero, ¿es a esto a lo que se debe aspirar? Si bien, por mencionar un ejemplo, dudo mucho que un cine me niegue la entrada por estar en silla de ruedas, muy pocos cuentan con las instalaciones adecuadas o me brindan una ayuda cálida y humana.

Y es que hablando de negocios o lugares que ofrecen servicios o productos, en realidad casi ninguno va más allá de lo “políticamente correcto” respecto a las minorías. Es por esto que al encontrar uno que lo haga me gusta hablar de él, y este es el caso de La Llave, una cafetería con temática “open mind” ubicada cerca de Monterrey, Nuevo León. Conocí la cafetería, curiosamente, hace justo 12 meses, cuando asistía a un club de lectura y fuimos invitados después de una reunión. Por causas ajenas a mí sólo pude estar un par de meses en ese club, y aunque me trataron bastante bien, en realidad, en persona, nadie pasó esa “barrera” que dibuja la discapacidad: ¿Cómo le hablo? Sin embargo, esto cambiaría al poner la primera rueda en La Llave.

Si bien es un negocio familiar, Melanie, la encargada principal, una chica mayor que yo (por no mucho, pero mayor, acéptalo), dista mucho de aspirar a poco. Creo que lo primero que notarás al entrar es un ambiente acogedor, de alguna manera logran que, sin conocerles, sientas que estás pasando un buen rato en casa de un amigo. Un trato amable y siempre con una sonrisa sincera hace que cada despedida esté impregnada del deseo de regresar pronto.

Pero este no es un comercial barato, y si sólo me dedicara a describir esta cafetería siento que no lograría mi verdadero objetivo: ¿Qué hace diferente a La Llave? En esa primera visita con el club de lectura, Melanie no dejó de tratar de conversar conmigo, aunque los típicos nervios de ir a un lugar por primera vez no se lo hacían fácil. Al final, como con todos, no dudó de despedirse de mí con un abraso y un beso. Después de esto he seguido yendo periódicamente, al principio con un amigo pero no tardé mucho en empezar a ir solo, recibiendo siempre el mismo trato. Me invitaba a reuniones que organizaba y no tardé mucho en conocer a su familia y a su novio, con los cuales, gracias a ella, pude hacer una buena amistad.

Podría contar muchas cosas que he pasado con Melanie en apenas un año, pero el post se haría larguísimo. Creo que todo se puede resumir en que es una persona que nunca ha dudado en ayudarme y tratarme igual que a todos; me habló cuando no sabía cómo hacerlo, me dio de comer cuando nunca lo había hecho y nunca le bastó sólo ser un par de amables desconocidos. Como cualquier par de amigos pasamos toda una tarde platicando, vemos películas y siempre busca hacerme experimentar cosas nuevas. Todo esto sin duda se refleja en La Llave, donde su eslogan, “tu acceso a ser tú mismo”, se convierte en algo 100% real.

Cafetedríaa La llave 2

Si vives cerca de Monterrey o estás de visita, te recomiendo que entres a su fanpage y veas la dirección para que vayas a disfrutar de su rica comida, pero sobre todo para que conozcas uno de los pocos lugares donde no sólo tienen la mente abierta, sino también el corazón.